viernes, 5 de agosto de 2011

Oda a la Salsa Catsup

Mírala! ahí esta!
Cómoda y aceptada por un mantel pervertidamente cuadriculado,
pudiera pensar que lleva mucho tiempo allí,
¿detrás? no, detrás no hay más que la pastosa presencia de una mostaza de tarro casi acabado,
la que importa es ella, esa que se embarra dulce,
no la recuerdo de otro modo que en mi arróz,
vaya mezcla,
ahora la mezcla es esta, la del rojo y las palabras, que no son rojas, ni tampoco dulces.

Quisiera decir que aún la quiero, pero ya no,
tanta infancia, tanta feria,
pero se me ha aparecido como diciendo ¿te acuerdas?
no la recuerdo de otro modo que en mi arróz,
vaya mezcla.

jueves, 4 de agosto de 2011

Descripción breve de un extraño sentimiento.

Una luna que me sirve para ni madres, cuando sé que llego a mi casa, y entiendo, (después de verlos a ellos tan desconocidos y cercanos) que durante dos años [porque también miento, te mentí] le dí a la torre más segura un merecido que no merecía: la ruina, ésta, la que me arruina con toda seguridad.

Un gran éxito ésta paradoja, saberte dormido a metros, y tres cuadras-a kilómetros y ninguna calle. Hibridar mis encuentros no era una actividad tan cotidiana...

Soy yo la que necesita el abrazo más silencioso y poco placentero, yo la que debe soltar su estómago al mundo, ¿que puedo esperar después de haber creído que todo lo pisado era cemento, concreto y mármol?

Escribir una carta y sellar el sobre, timbrarlo con una estampa de un lugar ajeno...anotar el clima de ese lugar y no contarte nunca el descenlace de este maldito cuento, así como no encontrar qué mounstros salieron de ti este tiempo.

Cuando empiezan las maldiciones, es hora de abreviarme, irme y quizás dormir, pero no, poque ya va siendo hora de que sepan lo que nunca sospechaban: No lloro porque no puedo, no siento fríos los pómulos, aunque a veces muera por tener un par, tener un par y regalártelas, así es como comenzarías a saber (más) de mi.

Robé una tarjeta pequeña de una tienda muy grande, la tarjeta la guardé en mi libro más mediano. Quisiera decirte más cosas pero acorté.

lunes, 6 de junio de 2011

SIETE CONTEXTOS BREVES SOBRE LA PRESENCIALIDAD, A PROPÓSITO DE HERMAN PARRET

SIETE CONTEXTOS BREVES SOBRE LA PRESENCIALIDAD, A PROPÓSITO DE HERMAN PARRET

POR FLOR ANDREA SALAZAR LARA


…desde hacerse presente en lo que uno escribe.

Primero.
Deseaba que nadie se diera cuenta que un posible insecto volaba por encima de mis hombros, ni siquiera yo estaba segura si realmente había un insecto ahí. Captable o no, desplacé mi brazo para evadirlo, hacer que se fuera. Pensar en un insecto volando muy cerca de mi piel me hace pensar en una presencia inexistente, para lo cual ahora confirmo que hay presencias inexistentes, captable para mi sentido del tacto fue un [posible] insecto, aunque para los que estaban cerca de mi, no.

Segundo.
No se trataba de un insecto, era un cabello que se desprendió de mi cabeza, y se quedó casi imperceptible cerca de mi hombro. Comezón, cosquilla, tacto seguro, presencia existente pero metamórfica, porque creí casi fielmente que había un ser viviente coexistiendo conmigo, cuando solo se trataba de un cabello. Ausencia del insecto: presencia aún así. Presencia del cabello: carencia de la ausencia.

Tercero.
Después de un largo tiempo fuera de casa, sigo teniendo presente que en algún momento dado me iré, al mismo tiempo tengo presente a mi familia, como si estuvieran realmente muy cerca, cuando realmente la cercanía más captable es la comunicación telefónica. Campo afectivo-temporalidad de la presencia-vinculación con el tiempo pasado-cercanía con el goce del presente. Todos estos aspectos están vertidos en mí como sujeto, no entendería el desplazamiento de la presencia que hay en el entorno, si no hay un primer entendimiento de mi como sujeto presencial-presente. Es decir, necesito la flagrancia de mi propia astanza.

Cuarto.
Ninguna persona que muere es olvidada por un buen rato (no estoy muy segura de cuánto es que dura ese rato), se mantiene presente en la memoria sensorial del pariente, amigo, persona cercana al occiso. Presencia e inexistencia de un sujeto dentro de una temporalidad pretérita.

Quinto.

Día mundial del medio ambiente. No significa que específicamente ese día todos [sientan] la presencia del ambiente, pero existe cierta consciencia colectiva acerca del entorno natural, aunque es claro que (a menos convencionalmente) decir “medio ambiente” supone únicamente ecosistemas naturales, lo cual desplaza la idea de que el medio ambiente debe ser entendido como entorno mediático. Ese día consiste en celebrar la presencia material del entorno, sin que de alguna manera los sujetos se relacionen directamente con ese entorno. La presencia entonces hace un efecto expansivo, se genera, se propaga y se hibrida con los sujetos.

Sexto.

La letra “H” que [no] es muda. Ejemplo claro de una no ausencia, más si una carencia sonora, pero presencia al fin y al cabo. La letra “H” se impulsa y se lanza imperceptible al lenguaje, llega por filtros diversos, como nombrar el hambre, se vuelve una metamorfosis y se disfraza de vocales y consonantes que si se nombran. O colabora para formar palabras compuestas, así se vuelve presencia ambivalente.

Séptimo.

Pensar la presencia desde uno y en torno a uno, para que se disperse. Necesidad de decir que la presencia es una astanza flagrante cognitiva y afectiva, sin que el orden de los factores se altere…

HISTORIA DE UN MOSCO AL QUE BUSQUÉ EN UN CENOTE

HISTORIA DE UN MOSCO AL QUE BUSQUÉ EN UN CENOTE

Por Flor Andrea Salazar Lara

El que andaba buscando se me perdió, la maleza de un lugar es incurablemente adecuada, no por mala, sino por perfecta. Decía que lo andaba buscando, quizás para ponerlo frente a la cámara y lograr que hiciera sus gracias, pero se fue volando, es probable que estuviera ocupado buscando alimentarse, lo dejé posarse sobre una de mis pantorrillas, ahí fue cuando lo vi, después simplemente se largó, como sucedía también con las hojas caídas de los árboles. No me había percatado del gran círculo azul, bueno, la verdad es que sabía que me encontraría con el círculo azul, pero quise reservarme ese placer hasta que mis ojos inevitablemente lo encontraran.

Círculo azul, pensé en la geometría, primero la de los ojos redondos que miran, luego la del cenote que es mirado. Era un extraño caso de juntura, se junta lo café de los ojos, con lo café de la tierra, se junta la piel con la piedra que reviste al cenote.