“PÉNDULO”
POR FLOR ANDREA SALAZAR LARA
Neplos que la laperta abre a la cábrima durtrena emplavida de los cinco carámbanos que hay en su dotremano cuerpo. No está dispuesta a seguir abriendo sus boligias anchas a todos éstos gimantrines nutrachones. Es por eso que viene y va de carachoza a carachoza, y dice y dice falentridas palabras, los que le oyen sólo ocultan los oídos de sus tripinanticos cachuganglios despeinados. Pero a ellos no les importa, sólo quieren huinatir entre ellos, es natural. ¡Pero ella!, ella está emplicancha de tanto carámbano en su dotrémano cuerpo. Le duele ver sus boligias tan heridas. Ir y venir nunca fue un acto tan chimboliscón como aquel día, pero es natural a nadie le importa, las carachozas vacías y jaimalagadas de polvo. Los curepélidos también la vieron ir y venir de carachoza en carachoza, a ellos les basta con quiguiliar de vez en vez, creo que la laperta está sola esta vez, no le sirve andar furbibirsando por ahí. Chentuliantes nutrachones, reborbichachen en otro dotremano su jañolisca trimjina, les grita.
Se mete a su carachoza y no vuelve a balbembear jamás. Pobre laperta. Los gimantrines nutrachones arruinaron con carámbanos sus boligias de su dotremano.
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